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Rituales y Costumbres Sefarditas

Las siguiente lista de practicas y costumbres les ayudara a dar indicativos de una herencia u origen hebreo. De alguna manera algún familiar sea abuelo, madre, padre o algún pariente las pudo practicarlas.


Le sugerimos investigue y pregunte sus familiares. Ademas recomendamos lea los Cinco Libros de Moises y tendrá una idea de las leyes, y fiestas que nuestro Eterno nos encomendo, para así entender los siguientes puntos a continuacion. (Este documento fue tomado del articulo realizado por Eduardo Mayone Dias - Univerisidad de California, Los Angeles)) www.lusaweb.com


  • El tener apellidos de origen hebreos. Tales como Acosta, Benitez, Carvajal, Delgado, Echevaria, Febo entre otros. Apellidos que mencionan la villa, el pueblo o la proviencia de su origen, De Leon, De Medina, De Avila entre otros.
  • El hablar ladino. (Español antiguo ejemplo de refreranes: “Lo ke siente el ninio al fogar, esto lo dize al portal.” “Ojos ke lo vierion ir, no lo vieron revenir.” “Ken a buen arvole se arima, buena solombra lo cuvija.”
  • Ir a sinagogas en secreto, o tener grupos de oracion en secreto.
  • Decir: “HaShem (Tetragrammaton) es mi Dio” “El Sabado sea el dia la gloria”
  • Evadir las iglesias.
  • Tenian “iglesias” sin estatuas o santos.
  • Encender las velas el viernes en la noche. (Celebrando el Shabat)
  • Tener la casa limpia y la ropa para el Shabat.
  • No esta permitido hacer nada durante la noche del viernes. (ni aun el lavarse el cabello)
  • Mencionaban o celebraban el Dia Puro (Yom Kipur)
  • Celebrando un dia de fiesta en primavera.
  • Ayunar tres dias Taanit Esther; cada Lunes y Jueves. (Se refiere a la Fiesta de Purim)
  • Venerar “Santos judios” con alegria: tales como Santa Esterkita (Ester), Santo Moises, etc.
  • Encender 8 velas para las navidades. Esto se hacia en alusion a la Fiesta de Januka o la Fiesta de la Iluminacion.
  • Circumsicion - a los varones son consagrados al octavo dia. (hacer la circumcision en estos 8 dias por que sino esto puede causar que el recien nacido sea ciego a las Leyes de Moises)
  • Utilizar nombres biblicos: como Ester, Aaron, Moises
  • Las mujeres enseñan la Tanak y como norma hacian preguntas
  • Casamiento debajo de un “Huppa” (dosel, tela sujetada por cuatro palos)
  • Enterrar al muerto en el periodo de un dia, cubrir los espejos
  • Siete dias de duelo, despues un año de luto.
  • Tumbas con lápidas que tienen inscribciones en hebreo o simbolos hebreos
  • Tener en su posesion talit y tefilin, mezusas, Tanak, Sidur, u otros objetos judios
  • Barrer hacia dentro o el centro del espacio lejos de la puerta. (barrer la basura y no pasarla por la puerta)
  • Tener conocimientos kabalisticos y realizar sus practicas
  • Rituales en la matanza de animales (cuchillos especiales, probados en pelo u uñas)
  • Empapar, pugar las carnes en sal.
  • Evitar comer cerdo (llamado inmundo, marrano) y animales de concha, caracol o crustaceos.
  • Evitar la sangre tirar huevos que tuvieran puntos con sangre.
  • Evitar carne roja en general.
  • Esperar entre comer carne y leche.
  • Comer solo comida preparada por la mama de su abuela por parte de madre.


Rituales Al Nacimeinto De Un Niño

  • Colocar una cabeza de gallo sobre la puerta del cuarto donde ocurriria el nacimiento
  • Depues del nacimiento la madre no debia desaroparse o cambiarse de ropa por treinta dias
  • Tirar unas monedas de plata en el primer baño de recien nacido
  • Hacer una oracion al octavo dia despues del nacimiento la cual incluia el nombre del niño.



Rituales De Casamiento

  • Ayunar el dia de la boda (ambos novio y novia, asi como tambien dos hombres amigos del novio y dos mujeres amigas de la novia)
  • Atar o ligar las manos del novio y la novia con una tela blanca mientras la oracion se esta diciendo
  • Terminada la ceremonia de boda venir despues con una comida ligera consistiendo de una copa de vino, sal, hierbas amargas, miel , manzana, y pan sin levadura
  • En la ceremonia de la boda la novia y el novio beben y comen del mismo plato y copa



Rituales Funerarios

  • Tener un ritual de darle comida a un limosnero. Se le invita y se le sirve la comida que era la favorita del difunto
  • Tirar toda el agua afuera de la casa del difunto
  • Ir al cuarto del difunto por ocho dias y decir: “Que El Eterno te de buenas noches. Tu fuistes como nosotros , y nosotros seremos como tu”
  • No afeitarse por teinta dias despues de la muerte del pariente
  • No comer carne por una semana, en la casa de la familia del muerto, despues ayunar en el tercer y octavo dia y luego una vez cada tres meses por un año
  • El hacer la cama del difunto con ropas de cama de lino y encenderle una vela por un año
  • Mantener el cuarto del difunto iluminado por una semana
  • Por comida y harina alrededor de la cama que pertenecio al difunto
  • Mantenr el puesto del difunto en la mesa de comer, llenar su plato y darle la comida a un limosnero
  • Purificar la casa despues de la muerte (presumiblemente despues que el cura entro y realizo los ultimos ritos)
  • Las mujeres parecientes del difunto se cubren la cabeza con un manto y tapan su cara con un chal
  • Decian las siguiente oracion: “Que El Eterno te salve ahora, tu has muerto, Tu estabas vivo asi como nosotros Nosotros seremos como tu Al cielo en que tu estas ahora Orar al Eterno por nosotros, en este valle de algrimas, Nosotros oraremos por ti ante El Eterno”
  • Lavar el cuerpo del difunto con agua de la fuente en un envase nuevo y vestir al difunto en ropas blancas
  • Pasar una moneda de oro o plata sobre la boca del difunto, y luego darle esta moneda a un limosnero
  • Pasar una moneda o un pedazo de pan por los ojos del difunto
  • Cortarle las uñas al difunto (al menos un par de ellas) asi como unos mechones de pelo y envolverlos en todos en un pedazo de papel o tela
  • Colocar un pedazo de pan en la cama del difunto y decir: “Toma esto, deja el alma del difunto sola, mientras pasa por el Rio Jordan”
  • Dar limosna en cada esquina antes que la procesion funebre llegue al cementerio
  • Darle a un limosnero un surtido completo de ropa y comida al menos cada Shabat por un año
  • Tener encendidas varias luces o velas en la tarde de Yom Kipur en memoria del difunto


Practicas Dieteticas

  • Un niño debe ayunar por 24 horas antes de iniciarse a los siete años.
  • No se come cerdo, langosta, camarones, animales con pesuñas segun la Torah.
Fuente: http://www.avotsefarad.net


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LOS OBJETOS CARACTERÍSTICOS HEBREOS

Interior de una sinagoga, Sister Hagadá

Hay una serie de objetos que caracterizan a la comunidad hebrea y que le son propios. Podríamos comenzar con la menorá o candelabro de los siete brazos, que recuerda al que existió en el Templo de Jerusalén, y con la estrella de seis pun tas o maguén David. En la sinagoga, junto a los elementos arquitectónicos típicos, (hejal o nicho donde se disponen los textos sagrados, bimá o púlpito donde se realizan las lecturas, azará o lugar donde se sitúan la mujeres, micvé o baño litúrgico) debemos recordar el séfer Torá o rollo de la ley, dispuesto en torno a unas varas rematadas con una especie de manzanas o granadas adornadazas con campanillas. El séfer Torá se guarda en un estuche de madera forrado con metal o piel y envuelto en un manto (mapá o me'íl), sobre el que se dispone una placa votiva o tas, y coronado con una corona o kéter. El hejal (nicho o arca) se adorna y tapa con una cortina o parójet, y junto a él se dispone una lámpara ner tamid que deberá estar siempre encendida. Las sagradas escrituras se dispondrán sobre el púlpito (bimá o tebá) encima de un tapete ricamente bordado (mapot) y el oficiante se ayudara con un puntero rematado en una mano (yad) para seguir la lectura.

Los hombres además de utilizar el solideo o kipá, podrán llevar durante la oración una especie de manto (talit) generalmente blanco, con bandas negras o azules. Otros objetos habituales son los tefilín o filacterias, con pasajes bíblicos, guardadas en dos estuchitos de cuero que mediante unas cintas se podrán colocar en la cabeza y en el brazo izquierdo durante la oración matutina. También existen objetos característicos para las distintas celebraciones litúrgicas, como es el sófar o cuerno que se hace sonar en las fiestas de Ros hasaná y Yon Kipur, la hanukiyá o lámpara de ocho recipientes iguales junto a otro mayor que se utiliza durante la fiesta de Hanuká, las carracas y el rollo con el Libro de Ester o meguilá que se lee en la celebración de Purim, etc.


En la entrada de las casas, en la parte superior de su jamba derecha, se dispone un pequeño estuche (mezuzá) en el que se dispone la profesión de fe judía (semá).


Fuente: http://cvc.cervantes.es/artes/sefarad/sefardita/objetos.htm


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SALÓNICA, LA CAPITAL SEFARDÍ DE LOS BALCANES (Por Ricardo Angoso)

Sidur, o Libro de oraciones

La mítica Salónica —en griego Thessaloniki— fue tierra de acogida y refugio tras el brutal destierro impuesto a los judíos por los Reyes Católicos allá por el año 1492. Los sefardíes deterrados, humillados en lo más hondo de su ser, llegaban sin nada, con apenas con lo puesto, y fueron capaces de construir, casi reconstruir, un nuevo mundo, más justo, más tolerante y en donde lo religioso no fuera una frontera sino un sueño donde hacer posible todos los sueños. La tolerante Salónica, abierta, cosmopolita y alegre. También judía, cristiana y musulmana. Durante años, esta bella ciudad griega vivió la dominación otomana y después, como fruto de una historia plagada de sangrientos episodios, pasó a ser la segunda ciudad de una Grecia que echaba andar en la escena europea tras siglos de luchas a garrotazos, guerras, terremotos y todo tipo de infortunios.

De la mitificada Salónica hasta nuestros días

«Y su nombre Zesaloniki», dijo el rey griego Filipo al tener que dar uno a su primera hija. Más tarde, y ya enfrascados en las disputas y guerras balcánicas, un general de Alejandro Magno y posterior sucesor de este conquistador, Casandro, se casaría con la princesa hija de Filipo y daría su nombre a la ciudad recién fundada. La urbe, cuentan las crónicas históricas, fue construida en los años 316 y 317 a. C. Luego llegaría Pablo, el considerado apóstol del mundo, quien predicaría baldíamente por estas tierras el cristianismo y se desengañaría de la escasa fe de los griegos. Unos siglos después, en el año 300 d. C., el emperador romano Demetrio convertirá Salónica en su residencia oficial. Tres años más tarde, un oficial romano, Demetrio, sería martirizado por su fe cristiana, convirtiéndose así en el santo patrón de la ciudad. A la época de dominación romana le seguiría la riqueza y gloria propias del período bizantino.

De la misma forma que ocurrió en todo el espacio balcánico, la ciudad de Salónica fue pasto de los ávidos conquistadores que soñaron con conquistar y dominar a la vieja Grecia. Por el territorio griego pasaron los eslavos, los avaros, los sarracenos, los normandos, los catalanes y, cómo no, los nunca deseados vecinos turcos. Pero siempre, a pesar de cada conquista, de cada guerra, de cada batalla, Salónica permanecía en pie, impasible ante las inclemencias políticas e históricas.

La ciudad se vio envuelta siempre en las grandes luchas de los poderes extranjeros por dominar el Mediterráneo. En el año 27 a. C., Salónica, al igual que el resto de Grecia, cae en manos del Imperio Romano, presencia que ya no se interrumpiría hasta el año 395 d. C., momento en que la suerte de Grecia queda sellada tras la consabida división en dos imperios de las tierras que hasta entonces habían dependido de Roma. Desde el año 395 d. C. hasta el siglo ix las tierras griegas padecen lo que se denomina como la «época oscura», una serie de incursiones, invasiones e infortunios de toda índole que se suceden sin pausa. Del siglo ix hasta el siglo xiv, en que definitivamente Grecia quedaría bajo la égida turca, las incursiones y la inestabilidad política serían la tónica dominante.

Y es que Salónica, como ocurre con casi todas las urbes griegas, posee ricos testimonios de todo este pasado plagado de grandezas y miserias. De la época romana nos quedan los ricos mosaicos de la Kamara y al Rotonda, con bellas representaciones y retratos coloristas, el Palacio de Galerio, del año 300 d. C., el Agora romana, el Teatro, el Arco de Galerio —que fue construido para celebrar la victoria contra los persas en el año 297 d. C.—, los baños romanos y el Ninfeo, una elegante y circular edificación en donde se ha construido en una de sus cisternas la bella iglesia de san Ioanis Pródromos.

Dominación romana y presencia judía

Sin embargo, pese a la dominación romana con todo su legado y al esplendor propio de la era bizantina, plagada de oscuros avatares y cruentas invasiones, cuando la ciudad llegó a su máximo esplendor fue en el siglo XV, momento en el cual comienza la llegada masiva de hebreos expulsados primero de España y después de casi toda Europa. De la presencia judía en esta ciudad nos da buena cuenta Robert Kaplan: «Los primeros judíos llegaron a Salónica en el año 140 a. C. En el año 53, San Pablo —Rabí Saul de Tarso— predicó en el Etz Haim («El árbol de la vida»), la sinagoga, tres sábados consecutivos. Los judíos de Hungría y Alemania se instalaron en el año 1376. Tras la conquista de Salónica por los turcos otomanos, veinte mil judíos de España obtuvieron autorización para establecerse allí en 1492, transformando radicalmente la cultura y el carácter de la ciudad. En el año 1493 arribaron judíos de Sicilia. Desde 1495 hasta 1497, una vez que la Inquisición se impuso en España y Portugal, llegaron los judíos procedentes de Portugal».

Este peso de lo judío, de lo sefardí en la ciudad, que arranca en el siglo xv y se extiende hasta la Segunda Guerra Mundial, en que el Holocausto interrumpe para siempre esta presencia y esencia judía, condicionó y caracterizó la vida de Salónica durante siglos. La indiscutible tolerancia otomana hacia las otras confesiones religiosas posibilitó la llegada de miles de judíos de todas las partes de Europa, desde las ya citadas Portugal y España hasta los lugares donde fueron expulsados con posterioridad, como Baviera y los reinos españoles del sur de Italia.

Los turcos, que habían conquistado Salónica por primera vez en el 1349, permitieron a los judíos recién llegados —«Portuguezim», los que venían de Portugal, y «Sepharadim», los llegados desde España— asentarse en sus ciudades, comerciar, abrir sus mercados, construir sus sinagogas y, en definitiva, sentirse ciudadanos de una sociedad absolutamente tolerante hacia las otras confesiones religiosas. Más tarde, y después de una serie de reveses en los Balcanes, los turcos se instalarían en Salónica definitivamente en el año 1430, presencia turca que duraría hasta la Primera Guerra Balcánica (1912). El resto de Grecia caería definitivamente bajo dominio turco tras la mítica toma de la ciudad de Constantinopla, en el año 1453.Esta derrota militar, que será celebrada durante siglos por los otomanos y que determinaría la historia de Europa hasta bien entrado el siglo xx, fue bien contada y recogida por los cronistas de la época.

La ciudad, llamada en aquellos años Thessaloniki por los griegos y Selânik por los turcos, se convirtió en uno de los centros urbanos más importantes de los Balcanes. Decenas de mezquitas, junto con sinagogas e iglesias ortodoxas y católicas, se construyeron al calor de ese respeto que emanaba de las costumbres turcas. Según todas las fuentes, en la vieja Selânik o Salónica vivían entre 100 000 y 150 000 judíos de todas las procedencias en el momento de su máximo esplendor.

Después de la caída de la ciudad en manos turcas llegaría lo que griegos denominan como la «larga noche de la dominación otomana». Pese a todo, y al igual que ocurre en todos los países dominados por los turcos en los Balcanes, el alma, la cultura y la lengua de los helenos encuentran cobijo en las iglesias y monasterios tolerados por sus nuevos ocupantes. La cuestión religiosa tenía un valor secundario en el nuevo Imperio Otomano, aunque la pertenencia a la confesión musulmana permitía el ascenso social y el éxito político. Así fue posible que en muchas partes de los Balcanes, pero sobre todo en Bosnia y Herzegovina, muchos eslavos se convirtieran al islam con la esperanza de conseguir tierras, lograr puestos y trabajo en la nueva administración y, en definitiva, hacer carrera al lado de los nuevos administradores y guerreros otomanos.

Además, los griegos, que siempre han sido buenos comerciantes y negociantes, muy pronto prosperaron socialmente y se convirtieron en una nueva clase social muy activa y dinámica que se dedicaba a la agricultura, al pequeño comercio y a la artesanía. Los productos griegos se transportaban a los mercados del todo el Mediterráneo y los Balcanes, sin que las autoridades turcas impidiesen en ningún momento el libre comercio y la posibilidad de viajar hacia otros mercados. Conocidas y bien documentadas son las relaciones de la ciudad con casi todos los puertos la Europa de la época.

De este período de la cultura griega bajo la dominación otomana, hay que destacar algunos edificios y monumentos que quedaron como mudos testigos de esta larga época, entre los que debemos reseñar la Torre Blanca —en griego, Lefkos Pirgos—, el Museo Etnográfico, que guarda una bella colección que va desde la Grecia del medioevo hasta hoy, y varios edificios civiles y religiosos también de estos años de sumisión a la Sublime Puerta. Como ocurre en otras partes de los Balcanes, en la ciudad de Salónica quedan muy pocos monumentos y edificios que recuerden el pasado otomano; el mapa oficial de la ciudad, que entrega la Oficina de Turismo Griego, tan solo señala la existencia de una sinagoga, una iglesia de culto cristiano armenio, otra de culto ruso y otra católica. Nada de mezquitas ni baños turcos, pese a que un antiguo mapa realizado por los turcos a principios de siglo señala que había, al menos, una decena de mezquitas.

Un nacionalismo ramplón y antiturco borró de la faz de Salónica todas las huellas de un pasado tolerante, culto, abierto y plural. Siguiendo los mismos pasos que sus vecinos búlgaros, macedonios, rumanos y serbios, los griegos se pusieron manos a la obra —es decir al borrado de nombres y calles y a la destrucción de edificios— tras el final de la dominación otomana del suelo griego. Se trata de defender una pureza racial que no tiene nada que ver con la verdadera identidad de los helenos.

La identidad y cultura griegas sobrevivieron en estas tierras macedonias bajo el paraguas de la dominación otomana y en un ambiente cosmopolita, plurilingüístico y multireligioso. En Adiós a Salónica, un libro británico escrito por León Sciaky, se cuenta la historia de un niño que crecía a finales de la era otomana en una ciudad tranquila y sin grandes conflictos entre sus habitantes. Sciaky se refiere a Salónica como una ciudad de coquetas mezquitas, tejados rojos, pequeños mercados y muros encalados. También destaca que la misma es «la ciudad principal judaica» de Macedonia. En la clase del protagonista, sigue en su relato Sciaky, tan sólo había un alumno griego y el resto eran mayoritariamente hebreos. Para el autor, buen conocedor de los Balcanes y el alma griega, esto tan solo significaba la «integración normal» en el ambiente de la ciudad.

La independencia de Grecia es lograda, a sangre y fuego, en el año 1821, contando en su haber con muchos episodios sangrientos y contratiempos. El siglo xix se asiste al nacimiento de las nuevas naciones en los Balcanes y al final del Imperio Otomano, una ruptura desordenada, violenta y plagada de tensiones e injerencias externas. La ciudad de Salónica, capital sefardí de la nueva Grecia, mientras tanto seguía siendo parte del Imperio Otomano, manteniendo su tradicional convivencia religiosa y étnica, especialmente hacia los judíos.

De las guerras balcánicas a la Salónica moderna

En 1913, cuando los turcos han perdido ya todas sus posesiones en la actual Grecia, según los censos de la época, la población de Salónica ascendía a 157 000 personas, de las cuales más de 80 000 eran hebreos; 35 000 turcos y de 10 000 a 15 000 eran domes (judíos convertidos al islam durante el período otomano) y el resto eran un conjunto de nacionalidades y etnias, desde albaneses y serbios hasta búlgaros y rumanos. Muy pronto, tras el final de las dos guerras balcánicas, la tensión llegó a la ciudad. En 1913, y después de una serie de ataques antisemitas por parte de los griegos, más de 400 tiendas en manos de los hebreos fueron arrasadas e incendiadas bajo el pretexto de que los judíos habían envenenado el agua de la ciudad. Se trataba del primer y más duro ataque de los griegos contra los hebreos, a los que ya se acusaba abiertamente de haber estado aliados a sus antiguos ocupantes turcos. El tradicional antisemitismo griego, muy parecido al rumano en sus orígenes y radicalidad, estaría presente en la vida política de Grecia durante toda la mitad del siglo xx. En 1913 también sería asesinado en Salónica el rey Jorge I de Grecia.

En 1916, las nuevas fuerzas griegas ocuparon Salónica. Un año más tarde, en 1917, un enorme incendio destruyó toda la parte judía de la ciudad, así como treinta y cuatro sinagogas. El resultado fue que 73 448 personas quedaron sin hogar, de las que 53 537 eran judías. Los judíos fueron expulsados hacia las peores partes de la ciudad, hacia la periferia, y de la noche a la mañana la vida hebrea perdía toda su luminosidad. Ese mismo año se decretaban las primeras medidas antijudías en toda Grecia. En una ciudad donde la lengua franca era el judeo español o ladino, se respetaba el sabbath (el sábado religioso) y donde los judíos llevaban viviendo desde siglos, las nuevas autoridades griegas decidieron acabar de un solo golpe con este espíritu tolerante y abierto.


Pero lo peor estaba por llegar. En 1923, y después de que una «aventura» militar griega por conquistar territorio turco fracasase, Atenas decide instalar en la ciudad a más de 100 000 helenos procedentes de Asia Menor con el fin de helenizar a la Salónica judía e invertir el censo demográfico a su favor. Por paradojas del destino, el hombre que había provocado esta derrota griega era el invicto general Atatürk, que como hemos dicho anteriormente había nacido en la ciudad en la que ahora indirectamente había provocado el final del sueño multiétnico. Los turcos de Salónica, en un «juego» tristemente balcánico, fueron también expulsados, dejando atrás sus propiedades, viviendas, tierras y negocios. Nunca más volverían. Las mezquitas, siguiendo con las rancias tradiciones de la región, serían demolidas y destruidas para siempre; en su lugar se construirían nuevos edificios y lugares para el culto ortodoxo, todo ello con el fin de exorcizar el «sacrilegio» de unos infieles que un día se atrevieron a conquistar el «sagrado suelo heleno». El intercambio de poblaciones sellaba el final del sueño multiétnico en los Balcanes, como vemos mucho antes de la llegada de los Karadzic y los Mladic a la región.

Luego llegaría el Holocausto, la destrucción programada de toda la vida judía en Europa Central y Oriental y los Balcanes, el drama de un pueblo condenado al exterminio por un nazismo que encontró en muchos de los gobiernos locales el apoyo, la colaboración e incluso la simpatía hacia su perversa ideología. Primero fue el saqueo de la ciudad, tal como acaeció en otras ciudades judías de Europa central, como en Cracovia o Varsovia, la destrucción de los tesoros artísticos, el pillaje de las joyerías y negocios de los hebreos... Corría el año 1941 y resultaba peligroso ser judío en aquella Europa de guerra, tiranía y desolación. La Europa de Hitler se construía sobre sangre hebrea

«De todas las ciudades europeas ocupadas por los nazis, Salónica fue la que más víctimas judías registró: de una población de 56.000 personas, 54.050 fueron exterminadas en Auschwitz, Bikernau y Bergen-Belsen. El éxito del hostigamiento y deportación de los judíos de Salónica hizo odioso a Adolf Eichmann. A principios de los años noventa, el mundialmente buscado criminal superviviente nazi, Alois Brunner (austriaco, como Eichmann), fue detenido en su escondite sirio específicamente por sus crímenes en Salónica», escribía el norteamericano Kaplan al referirse a los sucesos acaecidos en esta ciudad griega.

El gran escritor Josep Pla, autor del excelente libro Israel, 1957, donde cuenta sus experiencias y vivencias de un viaje que al autor realizó al Estado judío en el año que da título el libro, cuenta del drama padecido por la ciudad de Salónica. «Está claro que Salónica era una especie de capital de lo sefardí: el grupo era rico; el Gobierno turco, tolerante; los rabinistas, inteligentes y tradicionalistas. En los presentes días, sin embargo, Salónica, como núcleo importante de la diáspora, ya no existe; 75.000 judíos de Salónica, que hablaban ladino, fueron asesinados por la Gestapo durante la ocupación de Grecia por los ejércitos alemanes. El hecho ha sido un golpe mortal a la vieja lengua que los judíos se llevaron de nuestro país a consecuencia del decreto de expulsión del siglo xv», señalaba Pla en este libro que es un alegato en favor del Estado de Israel y de la tradicional amistad hispano-judía.

La vida judía de Salónica había sido borrada del mapa para siempre. Sinagogas, escuelas talmúdicas, cementerios, negocios rituales, junto a miles de propiedades y viviendas, desaparecerían para siempre. El cementerio judío más grande del mundo, el de la ciudad, con casi 500.000 tumbas, sería destruido. Sus bellas lápidas, como si los muertos mereciesen ser también humillados, destruidas. Pese al drama vivido, pese a la dura catástrofe padecida por la ciudad, el tradicional antisemitismo heleno ha impedido que hoy en la ciudad haya algún monumento o alguna placa que recuerde el sufrimiento padecido por estos judíos. La mala conciencia, al igual que ocurre en la colaboracionista Rumania de la guerra, ha impedido que las autoridades griegas hayan practicado un mero ejercicio de catarsis y reconocido su elevado grado de participación en los tristes acontecimientos acaecidos. Nadie en la Grecia de de hoy recuerda y reconoce a las víctimas de este sangriento episodio, de este «mero detalle» a pie de página en los libros de historia de Grecia.

De todas estas cosas, junto con su rico pasado otomano, ya se habían olvidado en la dinámica y vital Salónica de los años 50 y 60. El pasado, al menos en los Balcanes, siempre se puede reinventar como en un juego borgiano. Luego llegaría la transformación de la ciudad en la gran urbe que es hoy. La ciudad crecería en la periferia y cambiaría en su casco histórico, mientras Grecia vivía profundas turbulencias políticas y sociales. A pesar de esta acusada tendencia a la inestabilidad, la ciudad de Salónica siguió creciendo, modernizó su puerto, comenzó a recibir a los primeros turistas y abrió sus primeros museos. Sin embargo, la vida sefardí nunca se recuperó y ya tan sólo quedan en la ciudad algo menos de mil judíos.

De la misma forma que la vida cultural se ha desarrollado mucho en los últimos treinta años, sobre todo después de la desaparición de la dictadura, la llegada del turismo provocó el «descubrimiento» de las playas en la ciudad y sus alrededores, entre las que destacan Aretsú Perea, Nei Epivates, Ayía Triada, Nea Mijaniona, Epanomí, Nea Krini y Asprovalta. Sin embargo, el desarrollismo de los setenta y los ochenta, consolidado sobre todo después de la entrada de Grecia en la Unión Europea, en 1979, no tuvo su traducción en una racionalización de los político, sino en más bien lo contrario.

La década de los ochenta estuvo caracterizada por una corrupción galopante, un estilo político caudillista y neo nacionalista de la mano del socialista Papandreu, una política agresiva y belicosa hacia sus vecinos y una pérdida de grandes oportunidades por las nuevas autoridades griegas, que recibían en aquellos días dinero a raudales procedente de los fondos de cohesión de la Unión Europea. Salónica, por su parte, en aquel período era una de las ciudades más abiertas y cosmopolitas del país, tal como destaca en su libro Los griegos el periodista británico James Pettifer. En un país cerrado, represivo en los ámbitos referidos a la igualdad de géneros y la libertad sexual, Salónica era una suerte de pequeño espacio para las libertades y la libre expresión.

Pese a todo lo dicho anteriormente, Salónica, urbe mediterránea por los cuatro costados y bajo poder otomano durante más tiempo que el resto del país, es una buena demostración de todos los elementos más característicos de la cultura griega. Repleta de restos de un pasado romano, bizantino, sefardí y otomano, la ciudad es un buen teatro de todo este reino de la oscuridad, el misterio, la tristeza y la irracionalidad, como escribiría Kaplan, y un buen centro para entender el inevitable encuentro, a veces violento, entre el Oriente y Occidente. Desde Salónica, para no olvidar donde estamos, ya nos encontramos a tan sólo unas horas de Estambul, la capital desde donde se inició la primera gran aventura para conquistar y dominar estos Balcanes indómitos y misteriosos que cautivaron desde Byron hasta Yourcenar. La vieja Grecia, la de Homero, Platón y Aristóteles, está plagada, como vemos, de paradojas y grandes pasiones. Sin ellas, sin los frutos de sus contradicciones y desamores, resulta muy difícil entender a esta región y a los griegos. Luego esta esencia, no lo olvidemos, habla judeoespañol. Y es que Salónica, trozo de nuestro espíritu e identidad, es casi una parte de nosotros mismos.


Fuente: http://cvc.cervantes.es/artes/sefarad/cartografia/salonica.htm


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INTERESANTE HISTORIA SOBRE LOS "SEFARDITAS" QUE MIMETIZADOS ENTRE LOS ESPAÑOLES LLEGARON A AMÉRICA DEL SUR (por Mauricio Aira)

Interesante historia sobre los "Sefarditas" que mimetizados entre los españoles llegaron a américa del sur. Nos lo cuenta Issac Bigio en su blog.

En el calendario mundial actual se cuentan los años desde el nacimiento de Jesús, aunque él, durante toda su vida siguió el del calendario del Viejo Testamento según el cual, hoy se viene pasando del año 5,700 de la creación al 5,701.

Los 15 millones de judíos del planeta le llaman a esta fecha Rosh ha Shaná (la cabeza del año) y festejan este día sin los bailes callejeros o los juegos artificiales que acompañan a las distintas celebraciones de año nuevo desde China hasta las Américas. Los hebraicos, mas bien, rezan y luego cenan con sus allegados comiendo manzana con miel procurando un nuevo año dulce.

Una de las ventajas que tiene Londres, la urbe europea más cosmopolita, es que me ha permitido compartir ceremonias judías en las mas encontradas sinagogas que puedan haber: desde la de los jasídicos ultra ortodoxos que se visten de negros (y que odian a Israel a quien acusan de hacer guerras y un Estado sin que haya llegado el mesías) como la de los liberales (como a la que asiste Howard, quien fue el predecesor en el liderazgo del conservadurismo al actual primer ministro Cameron) en las cuales, para horror de los tradicionalistas, las mujeres pueden sentarse junto a los hombres, ser rabinos y hasta casarse con personas de su mismo sexo y cualquiera puede comer puerco.

Yo pasé la noche del año nuevo en la Sinagoga Española y Portuguesa de Bevis Mark (este de Londres): el templo judío que nunca dejo de funcionar más antiguo de Europa.

Cuando se recuerda que hace 70 años se iniciaron los bombardeos nazis sobre Londres tanto esta como la catedral de San Paul estuvieron entre los pocos edificios que salieron ilesos.

Esta sinagoga se construyó en 1708 afuera del muro de la ciudad, cerca de donde estaba la fosa a donde se botaba la basura. Hoy queda en las inmediaciones del edificio del pepino, uno de los iconos de la City.

Esta se erigió en la primera década desde que se permitió el regreso de los judíos expulsados de la Inglaterra del siglo XIII.

A diferencia de las sinagogas tradicionalistas que solo rezan en hebreo o de las reformistas que admiten rezos en la lengua de los creyentes, esta sinagoga, pese a ser ortodoxa, no tiene a nadie con patillas y barbas sin cortar, usan sombreros de copa y tiene cánticos en un español más antiguo que el uso de la eñe.

Desde el siglo XVIII al XIX la mayor minoría no cristiana en la cuna del idioma inglés la conformaron los judíos, la mayoría de los cuales hablaba español o portugués como su lengua materna, y que a 5 siglos de haber sido expulsados de Iberia lo siguen practicando.

En las Américas se recuerda a 1492 como la fecha en la cual los españoles se expandieron con la espada y la cruz al occidente de su península. Empero, en ese mismo año se produjo la expansión del castellano al oriente de Iberia pero a través de los judíos expulsados y proscritos por la inquisición.
La conquista española que maltrató a los amerindios y africanos en el oeste se dio expulsando hacia el este a su masiva minoría judaica. El rechazo al maltrato de los reyes españoles ha hecho que en las Américas muchos busquen retomar tradiciones precolombinas pero en el caso de los sefaraditas ha causado un efecto adverso: a mantener con orgullo su herencia hispana.

Aun hoy en la sinagoga española y portuguesa hay un secretario y rezos para los judíos esclavizados o para los perseguidos.

El español que se hablaba en Londres, Paris, Ámsterdam, Roma, Grecia o Turquía era, en gran parte, el que lo traían los sefaraditas (que es la palabra “español” en hebreo).

Los antiguos judíos de Londres que hablaban un dialecto del castellano llamado ladino y carecían de derechos, en cierta medida fueron los precursores de los actuales latinos que vienen de las Américas ocupando allí varios de los peores empleos.

Con el tiempo de esos ladinos salieron grandes personalidades, incluyendo a David Ricardo (uno de los 3 grandes economistas clásicos del siglo XIX) y el primer ministro Benjamín Disraeli (fundador del conservadurismo, el partido que más tiempo ha estado en el poder en el mundo).


La pujanza con la cual esos ladinos supieron sortear una sociedad lingüística, religiosa y culturalmente tan hostil es una tradición que hoy continúan los nuevos latinos que salen adelante en la adversidad de las grandes potencias anglo-parlantes de Reino Unido, EEUU, Canadá y Australasia.




Fuente: Publicado por Mauricio Aira http://boliviaiiprimeraplana.blogspot.com/2010/09/interesante-historia-sobre-los.html


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“Sí existe una relación directa entre las fuentes judías, la cábala y la masonería” (Por Deborah Bechan Cañas)

José Ignacio Carmona Sánchez es un intelectual toledano, anusim (descendiente de judíos conversos forzadamente al catolicismo durante la inquisición española), masón e investigador del legado sefardí. Autor de 7 ensayos y por publicar su primera novela en la que tocará todos estos temas, sus diferentes mundos, y donde asegura que entre ellos existe una intrincada interrelación.

Consultado por su próxima obra nos relató que es de su particular interés masónico la mesa de Salomón o mesa del templo y su posible ubicación en Toledo, pues cuenta con archivos (principalmente partituras) de un diplomático y organista alemán que fue secuestrado por los nazis y que pudieran arrojar luz, ya que uno de los últimos descubrimientos sobre los nazis es que éstos encriptaron las localizaciones de los tesoros escondidos en partituras musicales.

José lleva estudiando bastante tiempo esos documentos para incorporar a su novela elementos reales de base.  Aunque José tiene vinculación con el grupo Planeta, busca editor fuera de España para esta novela. 

José ¿De dónde nace tu idea de mezclar judaísmo, cabbaláh y masonería?

“Detrás del inicio de la masonería están los sefarditas huidos de la península. En 1655 un rabino sefardí Menache Bein Israel eleva una petición para que se permita el asentamiento de judíos en Inglaterra y una pequeña congregación de sefarditas es reconocida de manera oficial por Carlos Estuardo en 1664. Los dos primeros judíos que reciben título nobiliario fueron sefarditas, Salomón de Medina y Moisés Montefiore. Montefiore era un masón activo y en su nombre se funda la logia Montefiore en 1864.

También hay antecedentes de que llegaron sefarditas masones, y se investiga la llegada de 15 familias a New Port desde Holanda en 1658 trayendo consigo los tres primeros grados de la masonería, mucho antes de la Constitución oficial de la primera Gran Logia de Inglaterra.

¿De dónde nace esa interrelación?

“Creo que hay una infiltración a la masonería a través de los métodos alegóricos empleados por los propios padres de la iglesia que se desprenden del esoterismo judío (Cabbalah). Entre aquellos Padres de la Iglesia que se destacan por sus vínculos con rabinos y eruditos judíos cabe destacar a Orígenes, Justino Mártir, Clemente de Alejandría, Eusebio, y sobre todo Jerónimo. A través de ellos la tradición hebrea fue penetrando lentamente en el Occidente cristiano siendo Beda el venerable quien a raíz de su libro De Templo Salomonis Liber, fundamentado en el Templo de Salomón y sus alegorías, influye en las corporaciones de constructores masones que tienen origen en los monasterios.

Hay una íntima relación entre la Masonería, Arquitectura sagrada y la Cabbaláh (obtener, del verbo Lekabel en hebreo). Porque el mismo proceso masónico de progresión espiritual que se establece alegóricamente cuando hablamos en masonería de construir y trabajar la piedra poniendo en relación al hombre y al Templo, tiene su base en la mística judía.

¿Te apasionan las ciencias ocultas?

El concepto que tenemos de ciencias ocultas o esoterismo es un concepto que se ha degenerado. Se ha degradado el término por una explotación comercial, sin embargo, las ciencias ocultas que a mí me interesan son algo más profundo, porque está relacionado con la filosofía perenne que está en el epicentro del misticismo de todas las religiones.

La noción de magia también ha sido denostada, es un concepto de conocimiento que no divorcia el conocimiento científico del no científico, es un conocimiento integral. La magia supone que las relaciones casuales que conocemos también poseen otras causales que engloban todas las demás. De hecho, acá en Toledo la escuela de traductores ayudó a granular y diferenciar el conocimiento en materia científica y no científica. Pero el primer conocimiento integral que conlleva originariamente la palabra “magia”, era mucho más amplio y fue administrado, protegido, y trasmitido por las corporaciones sacerdotales a través de las prerrogativas del silencio y el secreto. Y ese es el esoterismo que a mí me interesa.

Hoy en día quedan muy pocas escuelas herederas de aquellos misterios primordiales que conserven métodos como el rito y el símbolo. Creo que la Masonería, y me duele decirlo, acabará desprendiéndose de su esencia esotérica en beneficio de su cara más “exotérica” y mundana...

Eres un estudioso también de la transcomunicación. Explícanos en qué consiste

La transcomunicación EVP es el estudio de las voces electrónicas -de las cuales desconocemos el origen- que interaccionan con el ser humano a través de dispositivos electrónicos y digitales, insinuando inteligencia. No se sabe de dónde proceden, yo he sido el único español que ha participado en un experimento científico que se llevó a cabo en Vigo (España) formando parte de un programa de colaboración con un instituto ligado a la universidad de Yale. El proyecto de investigación mencionado se desarrolló en estudios de grabación privada y en la universidad. Intervino un equipo multidisciplinar de científicos de varias nacionalidades, y se demostró -con publicación “científica” en una revista de física cuántica y de neurología- que las enigmáticas voces (sicofonías) que responden a nuestras preguntas superaron cualquier filtro de control que explicase su anómala existencia, esto es, estábamos ante un fenómeno que aun por desconcertante era real. Yo voy más lejos en mis propios estudios en los cuales llevo décadas: son la punta del iceberg de un fenómeno más complejo que gira en torno al misterio de la conciencia.

¿Existe alguna experiencia de vida que te haya marcado para inclinarte por estas ciencias?

Mi abuela me contó que cuando mi madre estaba embarazada de mí tuvo una especie de visita, como una especie de ángel, que le dijo que me tenía que poner mi nombre actual. No soy un elegido ni nada, pero curiosamente mi vida se ha enfocado al estudio de la espiritualidad y a la   recuperación de esa memoria de Sefarad.

¿Te sientes judío?

De niño, a los 7 años, de una familia cristiana en Toledo, sin saberlo vivíamos en una casa que era una prolongación de un cementerio judío. La historia de este cementerio es curiosa porque hubo un judío que copió los epitafios de las tumbas que había allí y el hallazgo de ese texto sirvió para dar testimonio de la existencia de ese cementerio en la historia.

Yo de niño ya decía que era judío y desconcertaba a todo el mundo. Llevaba piedras a las tumbas, besaba las puertas, hacía cosas que nadie me había enseñado. Es cierto que rastreando después tuve información de que tengo orígenes anusim, pero ni yo ni mi familia lo sabíamos.  Aunque empecé a advertir con el tiempo que ciertas costumbres que permanecían en mi familia eran notoriamente judías.

Con mi hija intentamos seguir algunas costumbres judías como besar la mezuzá, recitar el Shemá, etc., y aunque ella y mi mujer no tienen el mismo compromiso que yo, me respetan y apoyan.  Mi hija ha sido discriminada por declararme públicamente masón y anusim.

Yo he procurado toda mi vida, con mis escasos recursos, recordar, y regenerar aquella herida, sentando las bases para que algún día Toledo vea florecer una comunidad judía viva y edificante.

Abraham Haim, Presidente del Consejo de la Comunidad sefardí de Jerusalém me entregó la medalla a las cuatro sinagogas de Jerusalem en premio a mi labor, acto solemne que tuvo lugar en la sede de la gran logia en Madrid. También llegué a personas importantes como David Hachuel, con quién hablé de proyectos, y me consta que me tiene mucho cariño. Finalmente conocí a Belén Bianchi, una empresaria suiza que ha fundamentado parte de su actividad empresarial en derredor de la ley de nacionalidad de los sefardíes y hemos establecido una suerte de sinergia para lograr mi sueño judío para Toledo.

Finalmente, cuando estuve por primera vez en el muro de los lamentos (Kotel) tuve una especie de epifanía, y comprendí.

También pienso que he pagado duramente mi compromiso con el pueblo judío, pues pienso que aunque La primera trinchera de Israel son sus soldados, la segunda es gente como yo que ha hecho de su vida vocación y que no es fácil, porque vivo ahora en un pueblo cerca de Toledo donde el imaginario o arquetipo colectivo del judío, por ignorancia o lo que sea, tiene un sentido peyorativo y el masón no te cuento.

Cuando por ser escritor empecé a aparecer en prensa, como he dicho, empezaron a apartar a mi hija de la vida pública.

En Toledo me llaman algunos popularmente el último judío. Es un título para mi honorífico y una enorme responsabilidad.

O sea también has pagado el precio de ser judío en un mundo donde abundan los mitos, inventos, estereotipos y prejuicios en contra de los judíos.

No todos son sinsabores, recibí también una dedicatoria de la misma reina Sofía, una foto de su persona firmada por ella donde me agradeció de manera privada mi vocación y servicio por la cultura y el mundo judío y sefardí en Toledo. Y puntualmente se acercan a mostrarme su apoyo, curiosidad y cariño, líderes judíos, como los de la comunidad judía de Ginebra que me han invitado recientemente, o rabinos de diferentes “sensibilidades” como Mijael Sofer o Haim Casas, entre otros.

Para concluir a la pregunta de ¿si soy judío?, respecto a quienes menosprecian mis orígenes judíos, siendo ellos judíos, instruirles en que Isaac Abravanel en su comentario al Libro de los Reyes afirma nada menos que el más antiguo asentamiento judío en España fue Toledo, siendo sus fundadores originarios de las tribus de Judá y Benjamín, que llegaron poco después de la destrucción del primer Templo, y yo llevo su sangre.

¿Cuál es la verdad masónica para ti?

La verdad para mí es escuchar tu corazón, porque a través de tu corazón te habla Hashem y no tienes que pararte a comprender qué es. Hay cosas que vienen de arriba, pasan por ti, pero no te pertenecen.





Fuente: http://www.aurora-israel.co.il/si-existe-una-relacion-directa-entre-las-fuentes-judias-la-cabala-y-la-masoneria


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